Mucho que decir

Pasotismo en Riazor.

27 NOVIEMBRE, 2023

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Decepción tras decepción lo que ocurrió el domingo en Riazor es bochornoso.

El Deportivo acumula tan solo cuatro victorias en catorce jornadas. Unos números bastante preocupantes para un equipo que, en teoría, se formó para ascender. 

Un equipo flojo, sin ganas y con síntomas de pasotismo y conformismo. No hay que fijarse ni en el juego para darse cuenta de que, una vez más, estos jugadores han vuelto a rendirse, han vuelto a pasar, han vuelto a arrastrar la camiseta. Con fijarse en el lenguaje corporal basta. Pases flojos, sin tensión alguna, juego lento, sin ideas, sin apoyos y lo más alarmante: sin prisa.

Unos jugadores que desde que lograron el empate en el 36’ parecieron ir tranquilizándose con el paso de los minutos. 

Por no ser repetitivo, lógicamente, no voy a hablar del partido, porque estoy cansado de decir siempre lo mismo y, supongo, vosotros también.

Ayer en Riazor el ambiente fue el común. Buena asistencia, división de opiniones cuando salían nombres en los videomarcadores… nada nuevo, parece.

La novedad estuvo en cómo encajó la gente el resultado. Los minutos pasaban y nos acercábamos al 60’, al 70’, al 80’ y el equipo no respondía. El conjunto herculino no generaba ningún tipo de peligro, muchas veces no pasaba de medio campo conformándose con triangulaciones en campo propio, los saques de banda eran sosegados y sin apoyos… una acumulación de aspectos que, a mí como aficionado y deportivista de cuna, me enfadaron mucho. Y no fui el único, pero gran parte de los presentes ayer en Riazor se mostraron despreocupados porque “no vale la pena”. Unos jugadores que tienen los mejores sueldos de la categoría, que juegan en una alfombra, que entrenan en una ciudad deportiva con unas bastante aceptables condiciones y que tienen el apoyo de más de veinte mil personas no fueron capaces de meterle el miedo en el cuerpo al filial del Osasuna. No fueron capaces de generar una jugada peligrosa, no fueron capaces de dar un pase tenso al compañero; no son capaces de rendir como deben. Porque no se les exige ganar, se les exige rendir y a partir del rendimiento se obtendrá la victoria. 

A la victoria no se llega pasando de esta situación, a la victoria no se llega dándole palmadas en la espalda a unos jugadores que avergüenzan a toda una ciudad, a la victoria se llega con sangre en las venas y el cuchillo entre los dientes. Si no es con Idiakez, será con otro, y si el panorama sigue igual en el parón navideño, la afición debe movilizarse. O manifestarse en el propio campo, sea con pitos, pancartas, concentración en la previa… lo que sea. Eso sería un ambiente inusual, sería el ambiente que merecen. El club debe actuar ya.

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