Os tempos son chegados.
31 MAYO, 2024
Es sábado. Coruña se levanta con miedo por el “qué pasará”. Los aficionados no lo tienen del todo claro y cualquier fallo en el campo se convierte en pánico globalizado. El miedo existe, en las gradas y en los banquillos. Y con el miedo, la cobardía.
Dos años después, Coruña se levanta con ilusión. La ciudad tenía ganas de que llegase el día, la afición, de la mano con la plantilla, había disfrutado del camino. Grupos de todas las edades ponen rumbo hacia la calle San Juan a falta de siete horas para el partido. Es decisivo pero no existe el miedo ni la esperanza, hay confianza ciega en los tuyos. Ochenta mil personas invaden la calle cercana al paseo marítimo, la ola blanquiazul se ha convertido en un tsunami que transpasa fronteras y arrasa carreteras. El bus llega, la afición alienta y los jugadores, esta vez sin gastroenteritis por el pánico de los golpes en el bus, se motivan aún más al ver que tienen la oportunidad de darle una alegría a toda una ciudad. Esa alegría es ganar. La victoria tardó en llegar, como el ascenso y como todo buen momento en este club, pero nosotros supimos gestionarla.
Comienza el partido, Riazor canta hasta el minuto noventa. Cuando parecía que todo se podía torcer, el cántico se convierte en una vía de escape. Con el pitido final y el 1-0 en el marcador Riazor se inunda de lágrimas, esta vez de alegría. El Depor había vuelto. La plantilla en la que tanto costó confiar lo había hecho. El entrenador que tanto tragó y soportó había cumplido con su cometido. Y ahora sí: nos están viendo volver.
Estos años se ha estado a punto de bajar a la cuarta categoría del fútbol español. Se ha jugado en la antigua Segunda B compuesta por noventa equipos y grupos tétricos. Se pasó una pandemia, un descenso al infierno tan justo como injusto, una primera temporada humillante en el barro, una segunda promoción fallida, otra tercera promoción fallida y, por fin, se dio el día. Doce de mayo de 2024. Como dijeron esos nenos descamisados: os tempos son chegados. E chegou.
La noche fue larga y la ciudad aún sigue de resaca. Este año ha sido duro pero nunca choveu que non escampara. Este ascenso da para muchos artículos. Este ascenso da para muchas historias. Aún así, el club que prensa escrita, radio, altos cargos, aficiones rivales y hasta presidentes ningunearon y pisotearon ha vuelto. Y ahora todos nos quieren, y nosotros no los queremos a ellos. Nos bañamos en el barro, sin botas ni chubasquero, y hundidos en él salimos adelante. Todos juntos. Los de casa, sin ayuda de nadie más.
Ahora que nos estáis viendo volver no queráis venir. Los que nos pisoteasteis, callad, porque como dijo aquel compostelano que estuvo con nosotros en el lodo: arrieros somos.
Los tiempos llegan para todos y ahora es nuestro turno.