Proyecto cantera: la mayor mentira jamás contada.
22 SEPTIEMBRE, 2023
Trece incorporaciones en el mercado de verano pasado para afrontar la temporada 2022/2023. Dieciocho en total, si contamos ambos mercados -verano e invierno-. En la jornada siete Borja Jimenez, entrenador al que se le había dado continuidad y semanas antes al despido se había dicho públicamente que había “confianza plena en él”, es cesado. Cinco jugadores de los que habían llegado en verano, en febrero ya no están y los sustituyen otros cinco que llegan en invierno. Del comienzo de temporada hasta ese momento, solo hay cinco meses. Del comienzo de temporada hasta ese momento, ¿dónde está la estabilidad? ¿dónde está esa estabilidad que Abanca le quería dar al equipo?.
Una de las cinco llegadas en el mercado de invierno para el Deportivo fue en defensa. El joven zaguero diestro de apenas veintidós años, Pepe Sánchez, firmaría hasta finalizar la temporada 23/24 y llegaría como cuarto central. El capricho de Oscar Cano era una realidad y el club le daba bola. ¿Qué necesidad tiene el Depor de fichar a un central joven y canterano del Granada teniendo a Barcia en el Fabril?.
Saverio, actualmente en el Aris, fue otra de las incorporaciones invernales que, además, también es SUB-23 y canterano del FC Barcelona y ex del Osasuna Promesas. De nuevo, ¿qué necesidad tiene el club de firmar a un extremo joven teniendo a Yeremay calentando banquillo?.
Lo último ya es de traca, porque en verano no renuevas a Miku y fichas a un delantero rematador. A ese delantero lo echas y en su lugar traes a Arturo, un jugador alto para que baje balones. Un jugador para que haga las mismas facetas que Miku, teniendo a Ochoa en el Fabril; un delantero joven, eléctrico, con gol y lo más importante, de Abegondo.
A lo largo del curso 22/23 el club herculino confió en tres entrenadores distintos para sentenciar el objetivo: Borja Jiménez, que duró siete jornadas, Oscar Cano, destituido a falta de dos partidos para el Play Off y por último Rubén De la Barrera, que disputó dos partidos ligueros y las semifinales de la promoción. Durante gran parte de la campaña, el entrenador fue Oscar Cano, un cáncer para el club, una persona muy dañina y soberbia en las conferencias de prensa, en las que en numeradas ocasiones se dirigió a la afición, periodistas y hasta directivos de manera chulesca y queriendo mostrar superioridad. Si todo esto no es suficiente, no confío en ningún jugador de la cantera -principal proyecto- y decidió apostar por jugadores de fuera. Para colmo, hace unas semanas, en una entrevista para un periódico de Granada, su ciudad natal, dejó una joyita diciendo que “con él el Deportivo hubiese ascendido”.
Con todo este paripé, al que se le suma también el despido sin motivos de Rubén y la dimisión del consejo directivo, aparece el más reciente y gran terremoto en la entidad: el silencio, la nula comunicación con la afición, el anuncio de que Villasuso será presentado como miembro del consejo en la Junta no presencial, si no telemática y la no renovación de Fran como director de cantera para poner a Albert Gil.
El Deportivo de La Coruña buscaba un proyecto de cantera, de la casa, que identificase a toda la afición, y ha conseguido todo lo contrario. La afición ha salido a la calle para pedir seriedad e identidad: el dueño del club, es y está en Venezuela, el director general es italiano, el director deportivo es aragonés, el director formativo -que ya no es Fran- es catalán y el entrenador vasco.
La poca identidad coruñesa que quedaba entre mano se ha escurrido, ahora lo único que queda es la afición y Bergantiños.
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