Después de varias semanas del comunicado que sacó el club en sus redes sociales en el que se le transmitía a la afición que el consejo no continuaría y con su respectiva dimisión también la de su entrenador, no ha habido ni un solo movimiento más que el anuncio de la no continuidad de Alex en en la plantilla, y los fichajes del nuevo director deportivo, director de cantera, director general o entrenador, ninguno de ellos coruñés o gallego y uno italiano.. El comunicado, como es lógico, causó en el deportivismo mucha desconfianza, inquietud, nerviosismo y sobre todo la pérdida completa de la poca ilusión que quedaba por los aledaños de Riazor. Abanca produjo un terremoto que provocó una autodestrucción más que irreparable.

Irreparable, ¿por qué?
Rubén no parece muy agusto ni de acuerdo con la propiedad y la propiedad no parece transmitir calma y solidez, a pesar de que ellos lo hayan escrito en un segundo comunicado después de ver todo el revuelo en redes sociales. Aunque De la Barrera esté en pleno divorcio con Abanca, en una entrevista para la Cadena Ser dijo que él, en caso de volver a recibir una llamada por parte del club, “como deportivista y gilipollas la volvería a contestar”. No por Abanca, no por Escotet, no por Villasuso; si no por su afición y su club. Algo que nunca haría el club con nada ni por nada.

El entrenador coruñés volvió a hacer una declaración de amor al club, a su club: el Deportivo de La Coruña. Y este no ha mantenido ni una mínima palabra con él, ni antes ni después de su despido.
La poca comunicación de la entidad mata al deportivismo, que se manifestó contra ella el pasado día 29 de junio, y no parece hacerle mucho caso tampoco.
La afición herculina pidió comunicación: no se le dio. La afición herculina pidió la vuelta de Rubén: no se le dio. La afición herculina pidió explicaciones de porqué esta situación: no se le dio. En definitiva, el banco lleva cuatro años en la tercera categoría del fútbol español, cuatro años sin explicaciones de nada. Con un presidente del club que actúa como portavoz y un proyecto en el que se presentaba como sólido y acabó siendo como el queso derretido de la pizza.