Mackay: La operación salida.
10 ENERO, 2024
Una vez más la propiedad lo vuelve a hacer. Una vez más los que dirigen al club vuelven a desechar gente de casa.
Hasta que el mercado finalice no podré sentenciar como negativa esta salida. Antes de que se confirmase la rescisión de contrato de Ian, el joven Eric Puerto ya pisaba tierras coruñesas. Así que, por el momento, la operación consiste en hombre por hombre. Soriano prescinde de Mackay para así liberar dos fichas sénior y firmar un SUB-23.
El experimentado guardameta llegó a Riazor para ayudar a su equipo, procedente del Sabadell, rechazando ofertas de superiores categorías y renunciando a cantidades de salarios más altos. Su primer año fue de los mejores de la plantilla, siendo decisivo y transmitiendo confianza. Salvó al Deportivo de muchas y la afición, por fin, presumía de portero.
Después de ese fatídico partido ante el Albacete, comenzó una nueva temporada, en la que el coruñés bajó su rendimiento pero seguía mostrando su valía, por momentos, como guardameta. Los errores en Castellón, que costaron dos goles en contra y una expulsión, además del no ascenso, trajeron muchas críticas para el portero, que se vio obligado a cerrar sus redes sociales para protegerse tanto a él como a su familia.
Todo deportivista sabe lo que pasó.
El club confía en él y Mackay, como aseguró hoy en su despedida, “pensaba que le podía dar la vuelta a la tortilla”. Su rol este año pasó a ser secundario, ayudando desde el banquillo y siendo uno más en el vestuario. Con solo ocho oportunidades en la primera vuelta, el club decide desterrarlo. Desterrar a aquel jugador que dejó al equipo con uno menos en Castellón, al jugador que cometió dos errores que costaron muy caro en el PlayOff, pero también al jugador que siente los colores, que es de la casa, que va en la misma dirección que la afición, que transmite sus sentimientos y que sabe lo que el Deportivo se está jugando. Porque es de Coruña. Porque es del Depor.
Puede que este año no haya estado a la altura, ni en el campo ni fuera de él, negándose a irse cuando su club lo pedía. Pero ninguno de sus compañeros que ocupan la misma posición han demostrado ser más ni valer más.
Abanca prescinde de un jugador que sabe lo que significa jugar en el Depor y se queda con uno que en cuanto cumpla con su contrato o vea que no se logra el objetivo, coge el primer vuelo que haya en Alvedro y vuelve a su casa. Porque no es de Coruña. Porque no es del Depor.