La situación actual del club, a pesar de la calma y solidez que se quiera transmitir, es preocupante y alarmante.

Aún habiendo propuesto ya el presidente y sus consejeros, aún habiendo hablado para el deportivismo por primera vez desde aquel fatídico once de junio y aún habiendo anunciado ya el entrenador y un par de fichajes, el club, o mejor dicho, Abanca, sigue cometiendo errores gravísimos que suponen incomodidad y desconfianza en la afición deportivista.

Yo, como aficionado, socio y accionista del Deportivo de La Coruña, llevo mucho tiempo denunciando la situación del club con la entidad bancaria, las cosas no han mejorado ni un uno por ciento desde que aterrizaron en el club y lejos de mejorar, actualmente, parece ir a peor; el club no escucha a la afición, hace todo lo contrario a sus intereses y perjudican en cada movimiento que hacen al equipo, a la entidad y a la afición.

Deciden no seguir confiando en Fran como director formativo para poner a un catalán, deciden cambiar a Rubén De la Barrera -coruñés y deportivista- para poner como entrenador del Deportivo en el cuarto año en Primera RFEF a un vasco y, además nuestro dueño es venezolano, lo que supone que no se le vea por Coruña ni por Riazor, y nuestro nuevo presidente es una copia al anterior, Antonio Couceiro. Ninguna veteranía en el deporte al que se van a dedicar; sólo experiencias empresariales y no deportivas.

Como guinda del pastel, en el comunicado le hicieron un pequeño hueco a David Villasuso, que no pasó desapercibido a pesar de que esa era la intención del club, anunciando que seguirá ligado al club, esta vez como consejero.

El que desde la dimisión del consejo quedó como apoderado general, David Villasuso, no ha hablado, no ha explicado, no ha comunicado. Ha dejado solo a Fernando Soriano, nuevo director deportivo, en su acto de presentación, en el que, en vez de presentarlo el que está al mando del club en Coruña hasta el 17 de julio que se realice la junta, lo ha presentado un emblema para el deportivismo dentro del club y que será consejero, Ballesta.

Esa era la primera rueda de prensa tras el final de temporada, esa era la primera vez que parecía que alguien en el Deportivo iba a dar la cara para atender a la prensa y a la afición… pero no. Ni el dueño, ni el apoderado general, ni el antiguo presidente y consejo han hablado públicamente. No me imagino ni lo que tuvo que sentir el aragonés Fernando Soriano que en dicha comparecencia anunció oficialmente la fecha de los análisis y pruebas médicas de pretemporada, la fecha de inicio de la pretemporada y algunas fechas de los próximos amistosos. Con todos mis respetos, el director deportivo no puede anunciar eso ante la prensa por primera vez, y menos siendo un recién llegado, eso lo tendría que hacer alguien del club, pero en este club nadie da la cara ante nada ni ante nadie, hasta Ballesta cuando se refería al Deportivo de La Coruña, se refería a “la propiedad” y no daba nombres ni apellidos, ni siquiera cuando la prensa se los pidió.

Nadie sabe el porqué de las cosas, nadie sabe dar explicaciones, nadie da la cara; nadie coge la sartén por el mango. Señoras y señores, esto es el Deportivo de La Coruña, un equipo con siete títulos en sus vitrinas, en su cuarta temporada consecutiva en la tercera categoría del fútbol español, un laberinto en el que nadie encuentra salida.